10 oct 2014

Hijos bastardos del Rock and Roll vieron la luz en el año 1980, en una Barcelona con la fetidez de la dictadura franquista aún presente. A través de un anuncio en una tienda de instrumentos musicales, se encontraron dos hermanos criados en los suburbios de Paris; Miguel y Manuel Alférez. Y dos jóvenes amigos del barrio de Poble Sec; Xavier Vilaró y Carlos Treviño, acababa de nacer Decibelios. Posteriormente y tras la marcha de Xavier Vilaró, entró en la banda Manel Domenech, ex Masturbadores Mongólicos. Las influencias musicales de Decibelios fueron el Rock Duro y el Punk, porque se adaptaba perfectamente a las letras que tuvieron, y siguen teniendo, un fuerte componente de denuncia social aderezado con singulares toques de humor. Conscientes y orgullosos de su origen humilde, Decibelios, supo crear sus propias señas de identidad a través de lo que denominaron Rock Putrefacto. Motivado por la pestilencia del metro de Barcelona con el que se movían por la ciudad.
El primer trabajo de Decibelios, “Caldo de Pollo”, fue un claro guiño de complicidad a la clase trabajadora. Fray, cantante y letrista principal de la banda, gran admirador de Wendy O. Williams de Plasmatics; “La Reina del Shock Rock”, con el apoyo de los utensilios creados por Miguel y Manolo, ambos cerrajeros, creó unos espectáculos sobre el escenario, imaginativos, contundentes e innovadores, convirtiéndose en una de sus señas de identidad. Decibelios, siempre en ebullición, lejos de conformarse con su estilo inicial, donde la velocidad y los coros eran su principal característica. Comienzan a dar un giro influidos por los reivindicativos ritmos jamaicanos, cuya particular identidad entre callejera, nostálgica y misteriosa, se acerca mucho al carácter del grupo. 

Convirtiéndose en una de las primeras bandas de Ska del país, comenzando con el mítico villancico Ska “Voca de Dios”, producido por la discográfica independiente DISCOS DRO. Como su siguiente y tercer trabajo, “Vacaciones en el Prat”, de estilo completamente Ska-OI. En la recta final de su primera etapa, 1980-1990, Decibelios, bajo la producción de Rosendo, crean su último trabajo, “Con el tiempo y una caña”, en el que la banda da un golpe de timón hacia otros ritmos. Fue en esta etapa en la que se integró en la banda el nuevo guitarra David Ocaña, actual guitarra de Decibelios.
Este sería el último trabajo antes de su disolución, una década de importantes cambios en la sociedad española y en el mundo musical de la época. Los últimos coletazos del movimiento hippie, la explosión del Punk, la llegada de la supuesta democracia y la recuperación de las libertades. Lejos de encasillarse, la música de Decibelios fue variando con el tiempo, no así con su postura y el mensaje de sus letras. Decibelios fue, y es, una banda seria y coherente con sí misma, soportando estoicamente una parte de la leyenda, que nada tiene ver con ellos. Fieles a sus principios, en los buenos y en los menos buenos momentos, 23 años después, Decibelios vuelve. Conscientes y sensibles de la degradación que ha sufrido la coyuntura social, política, cultural y económica del país. Decibelios, con fuerza y rabia, aún tiene mucho qué decir. Vuelve el OI! & Roll. Vuelve Decibelios. ¡Boina!

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