El verdadero Punk?
El pasado 28 de Junio
se cumplió otro aniversario de la muerte de G.G. Allin, un cantante punk que ha
generado controversia allá por dónde pasó. Seguramente se trate de la persona
más extrema que haya pisado jamás un escenario de música, llegando a amenazar
con suicidarse en uno de sus conciertos y cuyas perfomances iban desde pegar al
público, cantar desnudo o comerse en directo sus propios excrementos.
Un personaje amado, venerado y odiado a la vez, un
extremista o un simple desquiciado para muchos.
"Ésta era la filosofía de G.G. Allin.
Se trataba de un cantante punk,
seguramente el más extremo de la historia de la música, con una completa
aversión por el sistema social en el que vivimos. Pedía la abolición de las
leyes e incitaba a la violencia contra la policía. Capaz de mear, defecar (y
comerse sus propios excrementos), pegar a su público o masturbarse en cada uno
de sus conciertos, tuvo un gran séquito de fans. Su poder de comunicación era
tal que la gente que acudía a verle era consciente de que podía salir lastimada
o humillada. Aún así, llenaba los locales en los que actuaba (por supuesto, no
hacía macroconciertos, sino en bares pequeños), quizás no por la música en sí,
sino por el espectáculo que se podría generar.
Por todo lo que hizo
podemos pensar que estamos ante una persona mentalmente desequilibrada, lo
cierto es que su discurso es mucho más estructurado de lo que se pueda suponer.
Su locura es simplemente una forma extraña de hacer llegar su mensaje. De
ahí que fuera capaz de tener gente a su alrededor que literalmente le
veneraban, personas que realmente buscaban un líder, y lo encontraron en la
figura de G.G. Allin.
Los llamados
antisistema veían en él a alguien capaz de poner en entredicho todo lo
socialmente aceptado, sin importar ni a quién molesta ni qué incumple. En
definitiva, G.G. Allin fue un modelo para ciertas personas, que veían en él a
alguien capaz de hacer cualquier cosa inimaginable, cosas que esas personas no
eran capaces de realizar por miedo. Él mismo solía decir que “hay una guerra en
mi cabeza”, y viendo sus actuaciones no andaba equivocado…
En sus primeros años,
simplemente era un cantante punk con ganas de incordiar, pero acabó
convirtiéndose en un líder con tendencias suicidas y autodestructivas, sin
ninguna barrera por delante.
Breve Biografia de GG Allin.
Nacido en Lancaster,
New Hampshire, el 29 de agosto de 1956, su nombre real es Jesus Christ Allin.
Tuvo una infancia dura, en la que su padre, Merle Allin, un fanático religioso
(de ahí su nombre), sufría inestabilidad mental y llegó a abusar físicamente
de su familia. Eso sí, nunca GG Allin lo puso como excusa en sus problemas
personales. En 1961 sus padres se divorciaron y tanto su hermano mayor, Merle
Allin junior, y él se fueron a vivir con su madre y su padrastro a Vermont. En
el primer año de instituto su madre le cambió el nombre por Kevin Michael
Allin, para evitar posibles burlas por su nombre original.
Muy mal estudiante,
GG Allin tuvo problemas en el instituto con sus compañeros por no encajar. Fue
en este período de tiempo cuando empezó a mostrar su carácter. Acudió en
repetidas ocasiones a clase vestido de travesti. Cuando le preguntaban por su
niñez, él decía que fue “muy caótica, llena de peligros y oportunidades.
Vendíamos droga, robábamos, allanábamos casas, coches, etc. Hacíamos lo que
queríamos la mayor parte del tiempo. La gente nos odiaba ya entonces.
Ya por entonces hizo
sus primeras incursiones en el mundo artístico. Comenzó como batería.
Una vez graduado en
1975, formó parte de varias bandas, pero fue en 1977 cuando llegó a The Jabbers,
ya como cantante.
A diferencia de su
época más dura, aquí sus letras eran más bien humorísticas. Fue en 1984 cuando
el grupo se disolvió, debido a que G.G. Allin estaba cada vez más
descontrolado, salía y entraba continuamente en la cárcel y además comenzó su
adicción con las drogas.
A mediados de los 80
todavía no era una persona conocida, más bien tenía fama en la clandestinidad
de la escena punk, donde llegó a ser apodado como "El desquiciado de
Manchester", gracias a las actuaciones que hacía en esta ciudad con una de
sus múltiples bandas, los Cedar Streets Sluts. Su actitud se tornó cada vez más
anárquica y su adicción a la heroína y al alcohol cada vez más incontrolable.
Tomaba absolutamente cualquier pastilla que le facilitaran, sin preguntar qué
era. Apenas se bañaba. Además era común verle defecar en sus actuaciones. Él
mismo ingería laxantes antes de los conciertos para que así fuera.
Era habitual que
Allin se desnudara en sus conciertos, se refregará en sus
excrementos o se autolesionara. |
No quería ningún
trabajo fijo, y se ganaba la vida vendiendo sus propios discos, aunque él mismo
reconocía que había cometido numerosos delitos como robo a mano armada o
allanamiento de casas.
En este punto de su
vida ya era un cantante conocido en cualquier comisaría. De hecho, sus
conciertos apenas duraban 2-3 canciones, ya que acababan cuando la policía
acudía a poner orden o a detenerle. Todas sus actuaciones tenían daños
importantes en los locales y equipos de música. Y sus constantes giras solo
paraban por el ingreso de Allin en prisión o en el hospital. Para esta época,
él mismo se consideraba el último rockero de verdad, ya que acusaba a los demás
de haberse vendido a las grandes empresas. Para él, el rock era una
reivindicación contra el autoritarismo y una forma de rebelión contra el
sistema. Sus actuaciones trataban de que así fuera.
Los últimos años de
su vida fueron los más caóticos para Allin. En 1989 amenazó con suicidarse en
la noche de Halloween, aunque no pudo cumplir con ello al estar en prisión. No
sería su única amenaza de suicidio, ya que él mismo quería matarse con una
bomba en pleno concierto, llevándose por delante a todos los fans que pudiera,
aunque para esta amenaza no puso una fecha concreta. Cuando se le preguntaba
por qué no se suicidaba, decía que debía consumarse en el momento más álgido de
su vida.
El paso por la cárcel
le dio fuerzas para continuar con su misión y escribió el "Manifiesto de G.G. Allin", donde criticaba a los Sex Pistols, Iggy Pop o Los
Ramones, grupos que anteriormente idolatraba, por venderse a la industria
musical. Decía que Jesucristo era un impostor y que el propio Allin es
realmente el Diablo, Dios y Jesucristo. En definitiva, se consideraba el líder
para volver a situar al Rock & Roll fuera de las grandes empresas. Ésa era
su misión.
En dicho
manifiesto, G.G. Allin exponía cómo hacer llegar su mensaje. En primer lugar,
pedía que se compraran sus cds. En caso de que no hubiera en las tiendas, pedía
que la gente grafiteara su nombre por todos lados, que escribiera G.G. Allin en
los billetes, llamaran a las radios para pedir sus canciones... Él era
consciente de que por medio de la música podía revolotear la sociedad que tanto
odiaba. Sus temas así lo demuestran, y sus títulos eran claros y directos "Legalize
murder", "Kill the police", son algunos de ellos. Su odio
por las leyes, la autoridad y, en general, por la sociedad en que vivimos, es
palpable. Su filosofía de vida se puede resumir con esta declaración suya.
“La única carrera que
importa es la carrera de un criminal. Que se joda la ley y el gobierno. Esta
tierra es nuestra. Ellos te envían a la escuela y te lavan el cerebro. Te
casas, tienes hijos, consigues un trabajo, compras un coche, una casa y te
metes en un agujero del que nunca saldrás. De esta forma el gobierno te ata.
Que se joda esa mierda. Nunca me someteré a estos jodidos cerdos. Todo lo que
tengo cabe en una maleta y no tengo dirección. Nada me ata. No hay reglas para
mí"
Todo un antisistema
que no se preocupaba por nada en absoluto. Incluso hacía apología al asesinato
(lo consideraba positivo) y defendía el individualismo (consideraba que las
relaciones sociales debilitaban a las personas).
Al comienzo de los
90, su vida se volvió más caótica y acabó convirtiéndose en todo un icono
underground. A partir de 1991, su aspecto se hizo definitivo, con el cuerpo
depilado y la cabeza rapada, dejándose solo medio bigote teñido de rojo. Por
esta época estaba en el grupo The Murder Junkies (Adictos al asesinato)
y vivía su etapa más violenta. Cobraba 1000 dólares por concierto, cada vez
hacía actos más degenerados en ellos y su carisma fue creciendo. Llegó a salir
en varios programas televisivos, como "El show
de Jerry Springer". Fue en otro
programa, "The Geraldo Rivera Show",
donde dejó una de sus frases más célebres, "mi cuerpo es el templo del
Rock & Roll. Mi sangre y mis fluidos corporales son la comunión con mi
público". Esto sucedió en 1992, siendo su paso por el programa muy
recordado.
Tuvo dos funerales,
uno con la celebración tradicional irlandesa, y otro de la manera que él
quería. En esa ceremonia, G.G. Allin fue enterrado en su ataúd con una botella
del whisky Jim Bean (su marca preferida) en una mano, como él pedía en su
canción "When I die" ("cuando yo
muera"). Este funeral se convirtió en una fiesta salvaje para todos los
asistentes, que se hicieron fotos con el cadáver (del que Allin dejó petición
expresa que no fuera lavado ni maquillado), e incluso llegaron a poner drogas y
alcohol en su boca.
Una vez finalizado,
le pusieron unos cascos conectados a un walkman, con su álbum The Suicide
Sessions. Fue enterrado junto a sus abuelos.
“G.G. Allin es un
cantante con un mensaje que comunicar a una sociedad enferma. Él nos hace ver
lo que en realidad somos. El ser humano es solo un animal más capaz de hablar
libremente para expresarse. No se equivoquen, detrás de lo que GG hace hay un
cerebro”.
Estas palabras, con las que comienza el documental
HATED, fueron escritas por John Wayne
Gacy,
conocido como "El Payaso asesino" (mató a 33 personas entre 1972 y
1978).
No hay comentarios:
Publicar un comentario